viernes, 7 de agosto de 2009

Es interesanta batallar contra todo


Guionista & Realizador audiovisual. El joven cineasta Alejandro Pereira Doria Medina nació en Sucre, 1981. Cursó la Escuela Andina de Cinematografía (EACFU) entre 1999 y 2002. Se especializó en dirección de cine y antropología visual en México D.F. 2006.

Escribió, dirigió y fotografió los cortometrajes y documentales: Estudio en la vida D (2009), Gente en la lluvia (2008), Documental de puesta en escena (I-IV) (2002-2004), El ayudante del carpintero (2001), además ha escrito y dirigido los largometrajes digitales Verse y Mirar (2005-2009), que próximamente se estrena en la ciudad de La Paz.

Alejandro recibió dos veces el Premio Nacional de Guión Amalia Gallardo (2002, 1997), obtuvo una beca de residencia artística por la Fundación Karrvaz (Irlanda, 2008) y ha representado a Bolivia en el I Encuentro de Productores del MERCOSUR (Buenos Aires, 2008).

Pero ahí no termina todo, en el ámbito literario este destacado joven publicó los libros Materia en fuga (2004, Ediciones Casa de la cultura), Momentuario (2001, premio Fundación la Plata) y ha sido incluido en las siguientes antologías: Cambio climático (Plural, 2009) y Memoria de cineastas sub-40 (Espacio Patiño, 2007).

Actualmente, escribe la columna semanal de crítica cinematográfica cronógrafo de luz en los principales periódicos del país y colabora con la revista francesa filmcritic. Desde 2007 trabaja como docente en dirección, producción y crítica cinematográfica. A la fecha pre produce los largometrajes Historia del partir y La esposa del mercader del río.

Una trayectoria profesional impactante. Cuéntanos un poco sobre ¿Cómo descubriste tu vocación?

Ah, pregunta sospechosa. Mi padre me llevaba al cineclub Luis Espinal de Sucre, todos los cineclubs se llaman Luis Espinal. Tenía 12 años y vi Kane.

Realmente desde niño te interesó el mundo del cine, pero fuera de ello también te destacas en el ámbito literario. Ale ¿A la hora de escribir tienes en mente modelos literarios de escritores? y en cuanto a tus producciones cinematográficas ¿Adquieres ideas de la realidad o en qué te basas?

Me gustan mucho Henry Miller y Ezra Pound. Más que inspiración los tomo como ejemplo de coraje. Por otro lado, un tiempo pensaba que todo tiene que ocurrirle a uno de verdad para tener el derecho de hablar de ello, por lo menos verlo, presenciarlo. Thoreau decía “que mi boca no hable más de lo que mis manos pueden hacer”. Pero hay más horizonte y espero en adelante partir de la realidad pero no ceñirme a ella. Un realismo que se vuelve surrealismo. Creo que Historia del partir será así.

Y, ¿Tienes alguna rutina o te basas en la inspiración del momento?

Los guiones de verse y mirar fueron una imposición: me fui al campo y escribí 10 horas diarias. Lo mismo con la novela Niñez. Pero fuera de esas dos veces no he podido o no he encontrado una rutina como escritor: escribo a ráfagas, es un feo vicio.

Entrando en la producción nacional ¿Cómo ves el cine en nuestro país y cuál consideras que es el principal problema?

El principal problema del cine nacional es el ego de los cineastas, es un ego de todas las artes juntas. Todos queremos acreditarnos de una u otra forma, es nuestra versión del antiguo glamour. Cuando pase el furor digital hay que pensar en la forma de que todos quienes deseen producir puedan hacerlo y volver a hacerlo, aprovechando el talento, la experiencia y el dinero de otros. Como todos, yo quiero hacer mis películas.

Mucha gente del medio considera que es complicado filmar en Bolivia, ¿Cuál es tu criterio respecto a este tema?

Depende. Es interesante batallar contra todo, ser una especie de superhéroe que mata al dragón. Pero el dragón hiere de muerte: grabas una vez cada 6 años. Quizás no es tan sorprendente producir en otros países pero se tiene la deliciosa la estabilidad de un trabajo diario: como la película anual que producía Allen hasta hace poco. El problema de que no exista un aparato productor y que cada película reinvente la pólvora hace que uno invierta mucho tiempo en producir y poco tiempo dirigiendo. Lo bueno es que da tiempo: los proyectos se van puliendo.

Entonces, ¿Cuál crees que es el futuro de la producción audiovisual en el país, considerando nuestra realidad actual?

Más y más largos digitales, progresiva superación técnica. Eventualmente algo que valga la pena más allá del dinero que recaude y lo bien que se la pase haciéndolo. El asunto grave es justamente el que menos debe interesar a un director: de dónde viene el dinero y quienes y a través de qué aparato cultural verán la película.

Bueno, concentrándonos en tus producciones, tengo entendido que tu película Verse Mirar se estrenará próximamente en la ciudad de La Paz, en vista de ello, que nos puedes adelantar sobre el filme

Verse es una película desesperantemente cruda y odiosamente trágica. Mirar es tierna y dilatada. Ambas están entre el ensayo y el documental, entendiendo documental como imágenes y sonidos verosímiles, tomados de la vida. En Mirar siento una nostalgia enorme que al mismo tiempo quiero dejar atrás y cuidar para siempre: es extraño, quizás por la película en sí pero también por lo que ha sido la vida de los que la hicimos todos estos años: ya casi nadie es la persona que fue el 2005.

Verse se caracteriza por ser trágica y mirar engloba la parte tierna, realmente me interesa mucho conocer y estoy segura que a al público en general también ¿Cuál es el eje central, del filme?

La desolación o la maldición del tiempo: Verse es como esas películas mudas, de las que hablaba Mitry, en las que la actriz parece hechizada. En Mirar es la nostalgia del tiempo que nos va pasando.

Y, ¿Por qué se consideró este tema?

El genio de la lámpara es rescatado después de siglos: primero juró que daría todo al que lo rescatase, pero el tiempo lo amarga tanto que al pescador que lo libera lo sentencia a morir. A mí siempre me ha fascinado el movimiento, la imagen fresca, el espacio dinámico. Esto hace unos 12 años. Al parecer nuestras ideas son sucedáneos de nuestros pesares y cuando escribí el guión yo ya no era el joven cinéfilo que alababa movimientos: algo de una desesperante frustración tiñe a esta película, que apenas tiene 3 o 4 movimientos de cámara. Sin embargo ahora me siento otra vez llamado por el fluir, como si al hacer una película de pesadilla me hubiera liberado.

Ale, muchas gracias por brindarnos un poco de tu tiempo para realizar esta entrevista ¿Algo que desees complementar?

Aunque parezca una película difícil uno no sabe lo que en realidad le hará bien como espectador: yo me conmovido a las lágrimas con películas que, en justicia, no valían dos centavos. Verse es una película diferente, habla de un tema poco usual, la variedad refresca.